Carta de Fito Páez a Campanita// 3
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Campanita:
Sinceramente jamás en mi fucking vida me imaginé obtener este tipo de respuestas de parte de las hadas, las idealizaba totalmente distintas, por eso es que quedo perplejo y demoro tanto para responder. Te noto demasiado negada ante mi propuesta, permitirme tomarme el atrevimiento de compartirte algo importante para mi.
Quiero contarte un episodio, quiero contarte un suceso de amor, quiero contarte un ejemplo de vida, quiero contarte un hecho que cambió mi cabeza para siempre. Era allá por el año 2002, yo todos los mediodías caminaba por Av. Cabildo hacia un departamento donde nos reuníamos con algunos músicos a pasar el rato, mientras tocábamos, fumábamos y reflexionábamos de lo que se nos ocurra. Cada día veía en la misma esquina a una una señora con dos hijitos. Sus caras se veían tristes, así como un domingo de invierno lluvioso, sus manos tenían tierra y su ropa también, esperando cada mísera moneda que alguien con un poco más de suerte en la vida le diera.
2 de mayo marcaba el calendario, no me olvido más. La noche anterior había girado hasta muy tarde, y pude ver a la familia de la esquina en otra situación. Se habían acercado a ellos un grupo de jóvenes voluntarios que todas las tardes repartían por la zona un café caliente y un pedazo de bizcochuelo a las personas en situación de calle. La imagen me shockeo, irradiaban felicidad, la señora tenía los ojos vidriados y mientras les decía a sus hijos que agradezcan. Los niños, con sonrisas de oreja a oreja, se treparon de los chicos agradeciendo y manifestando que los querían mucho.
Vi sonreír a esta familia que solo la conocía triste gracias a que otras personas se sensibilizaron, pusieron voluntad y lo concretaron. Comprendí que lo que podía ser para mí un absurdo vaso de café y un trozo de bizcochuelo, significaba para otros el único momento con algo en la panza, y con la sensación de que alguien si pensaba en ellos.
Desde ese día, y hasta que me mude de la zona, cada mediodía les alcanzaba algo que me hiciera sentir que pasarían la jornada un poquito mejor.
En resumen, con un poco de voluntad y amor se pueden lograr cosas increíbles para otras personas. Por eso quisiera, Campanita, que concretemos lo que te propuse aquella vez. Confío en que en tu corazón no hay frío. Estoy seguro que te vas a llevar de Argentina mucho cariño que te brindará años de plenitud y polvo mágico, y que podrás ayudarnos a evolucionar.
Dame el gusto de hacer un poco de rock and roll con vos,
Fito Páez
Comentarios
Publicar un comentario